Día de la Independencia
Este domingo 9 de julio, se celebra un aniversario más del Día de la Independencia de Argentina, una de las fiestas patrias más importantes del país.
El 9 de julio de 1816, en San Miguel de Tucumán, 29 representantes de nuestro pueblo concluyeron con el proceso emancipador que había iniciado en mayo de 1810. Aquel día, el Congreso de las Provincias Unidas, afirmó la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”.
En 1816 ocurrieron dos hechos sumamente importantes para nuestra historia: la firma del Acta de la independencia de las Provincias Unidas en Sud-América y la organización del plan continental del General José de San Martín, que consistía en buscar la libertad de Argentina, Chile y Perú.
La Proclama de la Independencia
Finalmente, el acta de la Independencia se firmó el 9 de julio de 1816, donde prevaleció una postura que representaba el mandato de la mayoría de las provincias: investir a las Provincias Unidas del "alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". Quedaba expresamente rechazada toda fórmula intermedia que habilitara algún tipo de protectorado. Se trató, pues, de una manifestación clara, acorde con el pedido de San Martín, de declarar la Independencia absoluta de las Provincias Unidas respecto a la corona española y "de toda otra dominación extranjera", según la fórmula agregada a la proclama días después en las siguientes sesiones del Congreso.
La proclama se publicó en español. También en quechua y aymará con el fin de incorporar al proceso a los pueblos originarios.
La declaración de la independencia, junto con la Revolución de Mayo, son los hitos fundantes de nuestra patria.
La declaración iba acompañada de un sugerente documento que decía “fin de la Revolución, principio del Orden”, en el que los congresales dejaban en claro que les preocupaba dar una imagen de moderación frente a los poderosos de Europa que, tras la derrota de Napoleón, no toleraban la compleja palabra Revolución.
Se levanta a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación, la nuestra.
¡Viva la patria!
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