TRANSFUSIÓN QUE SALVARÁ VIDAS
Mientras se busca la manera de adquirir más respiradores, habilitar más camas, mejorar las condiciones sanitarias y reducir el impacto económico en los sectores más vulnerables, hay algunos flancos que quedan al descubierto.
El temor a quedar desprotegidos ha llevado a mucha gente a frenar sus pagos a los efectos de no reducir sus recursos. Esto es comprensible en aquellos cuyos magros ingresos deben estirarse para enfrentar las incertidumbres generadas por la pandemia de COVID-19, las cuarentenas y la consecuente paralización de las actividades productivas.
Pero, por otro lado, hay gente que tiene recursos congelados en depósitos bancarios, plazos fijos o cajas de ahorro y que se muestran renuentes al cumplimiento de las obligaciones, especialmente las municipales.
Es imposible suponer que todo deberá ser resuelto desde el estado con recursos solamente del estado.
Así como un organismo vivo puede llegar a un momento en el que indefectiblemente deberá necesitar una transfusión de sangre para sobrevivir, el estado, y muy especialmente los municipios, necesita urgentemente las transfusiones de recursos que implican el pago de los tributos por parte de los particulares.
Esta singular circunstancia histórica a nivel mundial, indudablemente dejará una impronta que incidirá en toda nuestra conducta futura.
Podríamos decir que habrá que hacer una reformulación social integral. Como diríamos en el barrio, barajar y dar de nuevo.
Se acaba el tiempo de los individualismos, de los intereses personales por sobre el bien común, de los salvarse solos.
Como dijera el gran poeta Armando Tejada Gómez:
“Importan dos maneras de concebir el mundo.
Una, salvarse solo. Arrojar ciegamente a los otros de la balsa,
y el otro, es un destino de salvarse con todos,
comprometer la vida hasta el último naufrago…”
Y así como donar sangre ayuda tanto al que recibe como al que da, esta transfusión de recursos, que no es más que cumplir con las obligaciones comunitarias mínimas, podrá transformarse en mayor asistencia a los vecinos.
El dinero va y viene. La vida solo se va una vez. Y no vuelve.
Ayudémonos entre todos a cuidar nuestras vidas.
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