DÍA DEL PERIODISTA
Empecé a ser periodista, hace más de medio siglo, de pura casualidad. Lo seguí siendo por vocación. Hoy lo soy de puro empecinado.
Si bien he dado (y suelo dar) clases en prestigiosas universidades, siempre señalé que el periodista no se recibe en ellas. Allí adquiere algunas de las herramientas imprescindibles, pero, así como un estudiante de filosofía no sale siendo filósofo, un estudiante de periodismo no sale periodista por el solo hecho de haber concluido su carrera. El periodismo, es más. Mucho más.
Conocí PERIODISTAS (sí, así, con mayúsculas) que no sé si terminaron el colegio. Pero tenían el olfato para diferenciar la noticia del pescado podrido, sabían cómo y a quién preguntar qué y, fundamentalmente, lo sabían contar.
No sé si realmente es la forma más divertida de nada. Los periodistas no nos caracterizamos por ser, precisamente, gente divertida. Más aún, casi nos parecemos a los ginecólogos en eso de trabajar en donde los otros se divierten (dicho con todo respeto, claro).
Lo que sí sé es que, si hizo mucha plata, es muy probable que alguna macana se haya mandado. El periodista en serio no se lleva bien con el dinero. Y al revés.
El periodista en serio es molesto, desagradable, irreverente. No se arrodilla ante el dueño del medio ni ante el poderoso de turno.
—¡Ah, bueno! ¿Y entonces…?
Y… Nada. Dejémoslo ahí.
Escrito Por Oscar Boubée gran periodista que hace poco tiempo paso a ser parte de la eternidad.
Comentarios (0)
Comentarios de Facebook (0)