CIUDADES EXCLUYENTES

CIUDADES EXCLUYENTES

El Banco Mundial ha publicado recientemente un informe en el que se refiere a las ciudades inclusivas.

En primer término, señala que “la urbanización ha sido una de las fuerzas impulsoras más importantes del desarrollo en el mundo en el último tiempo. Más de la mitad de la población mundial vive ahora en una ciudad y esa proporción seguirá aumentando rápidamente hasta alcanzar el 70 % en 2050.”

Si bien el proceso de urbanización ha permitido crear oportunidades para mejorar las condiciones de vida, proporcionar una vía para salir de la pobreza y funcionar como motor del crecimiento económico la creciente desigualdad y exclusión en las ciudades está afectando los avances en materia de desarrollo.

Según el informe referido, “la comunidad internacional ha reconocido la necesidad de crear ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles que coadyuven a que las personas puedan aprovechar los beneficios de la urbanización” apuntando, en todos los casos, a poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida.

Lamentablemente, la especulación inmobiliaria y la expectativa de lucro excesivo ha llevado y continúa llevando a que las inversiones se realicen en función a los beneficios de la clase media alta en detrimento de las clases media y pobre, que se ven cada vez más excluidas del acceso a la vivienda y, para completar, a los servicios básicos.

Las ciudades del mañana deben proporcionar oportunidades y mejores condiciones de vida para todos. Para ello, es fundamental comprender que el concepto de ciudades inclusivas implica una red compleja de múltiples factores espaciales, sociales y económicos:

Inclusión espacial: la inclusión urbana demanda proporcionar servicios asequibles, como vivienda, agua y saneamiento. La falta de acceso a infraestructura y servicios esenciales es una dificultad cotidiana que deben enfrentar muchos hogares desfavorecidos;

Inclusión social: una ciudad inclusiva debe garantizar igualdad de derechos y participación para todos, incluidas las personas más marginalizadas. Recientemente, la falta de oportunidades de los pobres de las zonas urbanas y la mayor demanda de participación de aquellos socialmente excluidos han empeorado los disturbios sociales en las ciudades;

Inclusión económica: generar empleos y darles a los residentes urbanos la oportunidad de disfrutar de los beneficios del crecimiento económico es un componente crucial de la inclusión urbana en general.

Paradójicamente, representantes del sector económicamente más beneficiado han manifestado que los pobres deberían volver al campo, plantar verduras y criar gallinas. Es decir, el retroceso de un sector para dejarles las ciudades a los que se consideran sus dueños.

Esa convicción de propiedad sin condiciones, ha llevado y lleva a que muchos propietarios de inmuebles improductivos no tengan la menor consideración para sus conciudadanos que no gozan de sus mismos recursos ni, en muchos casos, sus mismas habilidades motoras.

Si bien podría tomarse cualquier ciudad al azar, para ilustrar este artículo hemos tomado una fotografía de una calle en la populosa ciudad de Mar del Plata.

Alejada, aunque no mucho, del pleno centro comercial y turístico, esta propiedad ubicada en las calles A. Fleming y Elcano del barrio del Puerto muestra a las claras cómo la desidia de su propietario y la falta de control por parte de la municipalidad han convertido a la misma en criadero de alimañas y a su vereda infranqueable en una afrenta para vecinos y paseantes.

Ni hablar de la imposibilidad que tienen un no vidente o una persona con movilidad restringida, en sillas de ruedas, por ejemplo, ya que ni siquiera viendo y caminando sin limitaciones es imposible transitar por ella.

Comenzar con el cuidado y mantenimiento de las veredas es una decisión política que no pasa (¡para nada!) por los recursos municipales. Múltiples empresas estarían muy dispuestas a asumir la acción de repararlas y mantenerlas en tanto y en cuanto las municipalidades garanticen el cobro con los intereses y costos punitorios correspondientes junto con el pago de los impuestos anuales, bajo apercibimiento y cobro compulsivo de carácter sumarísimo con más el derecho de inhibir la renovación de registro de conducir y persiguiendo todos los bienes perseguibles a que hubiera lugar.

Con que una ciudad comience a aplicar estos criterios, otras la seguirán. Y, como dice el dicho “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.