MATARSE TRABAJANDO

MATARSE TRABAJANDO

Ya una vez, cuando escribí que no se debía trabajar más de 8 horas al día y que el organismo necesita no menos de 8 horas corridas de sueño, múltiples voces se levantaron airadas en respuesta.
“Araganes, inutiles, vagos, zurdos de mierda” (sic), fueron algunas de las admoniciones.
Hoy leo que la Universidad de Melbourne ha realizado un estudio en el que se concluye que a partir de los 40 habría que trabajar no más de tres, SÍ, 3, días a la semana.
En contrapartida, también señala el mismo estudio que se debería trabajar a ese ritmo el mayor tiempo posible.
Otra conclusión es que quienes trabajan mucho tienen menor rendimiento intelectual que quienes no trabajan y muchísimo menos que quienes trabajan sin stress.
Pese a lo muy antiguo de eso de trabajar para vivir y no vivir para trabajar, pareciera ser que la gente no lo entiende. Y lo peor es que a fuerza de tanto trabajar, se descuidan los lazos afectivos, se dejan a los niños en manos de terceros (casi siempre terceras inexpertas) y se pierde el encanto de vivir.
El culto a deslomarse trabajando, a dormir cuatro horas, a hacer lo que sea pero no perder el tiempo leyendo o pensando, fue impuesto como uno de los mejores instrumentos de dominación.
Gente cansada, con sueño e iletrada es lo más parecido a una recua de ganado manso.
Dejo la conclusión a cada uno que llegó hasta acá.
Saludos cordiales.