EL DNU DE LAS 300 HORAS

EL DNU DE LAS 300 HORAS

La necesidad era imperiosa y la urgencia evidente. Así se lo vio y en consecuencia se elaboró el decreto.

Junto al presidente Alberto Fernádez estuvieron todos los gobernadores del país refrendando la decisión tomada. La situación que vive la nación superó la grieta.

Se estableció el “aislamiento social, preventivo y obligatorio” desde el 20 hasta el 31 de marzo inclusive.

Esto implica que las personas deberán permanecer en sus residencias y abstenerse de concurrir a sus lugares de trabajo. No podrán desplazarse por rutas, vías y espacios públicos.

Para asegurar el acatamiento, se dispondrán controles permanentes y en caso de infracción se dará actuación a la autoridad competente, pudiéndose proceder a la retención preventiva de los vehículos que circulen en infracción.

Obviamente, no podrán realizarse eventos culturales, recreativos, deportivos, religiosos. Se suspende la apertura de locales, centros comerciales, establecimientos mayoristas y minoristas.

Quedan exceptuadas aquellas personas que se justifique su servicio a la comunidad.

Llamó la atención el destaque de las ferreterías. Quizás al presidente, como a quien esto escribe, se le ocurrió que sería buen momento para arreglar eso que hace tiempo decimos que habremos de arreglar.

Y acá el viene el tema complicado. ¡Cómo sobrevivir 14 días en casa, sin salir a la calle!

Los guionistas de películas, novelas, series, etc., ya estarán imaginando escenas que, sin lugar a dudas, serán superadas por la realidad.

Matrimonios desavenidos que apenas se soportan gracias a que apenas se ven, deberán convivir simulando armonía ante los hijos que a veces ven un rato en la semana con los que ahora deberán compartir el espacio doméstico las 24 horas del día. Más de 300 horas de convivencia forzada. No es fácil.

Pero podemos hacer que sea la mejor oportunidad para revertir lo reversible, acomodar lo acomodable y programar futuros posibles.

¿Habrá problemas domésticos? ¡Sin dudas! Y deberemos estar atentos para auxiliar a quienes lo necesiten, entendiendo que probablemente sean mujeres y niños para los que el auxilio, en algunos casos, será llamar a la policía, si fuese necesario.

¿Suena fuerte? Y… sí. Pero como decía el poeta “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Como tampoco lo tiene, hasta ahora, este bicho de porquería. Como suele decirse vulgar y domésticamente: “Agua y ajo. Aguantarse y a joderse.”

La cuarentena es la única solución. Y la higiene, claro. Ambas son obligatorias, pero no porque te lo impongan desde el estado. Lo son porque se imponen desde el sentido común, desde la tolerancia y desde la solidaridad.

Los canales de televisión mostraban a ancianos haciendo colas en los bancos, pese a que se advirtió que estarían cerrados. Y alguna persona mayor habrá preguntado “Y ahora ¿cómo hago?” Tendrá que usar la tarjeta de débito. Y no es necesario retirar el dinero. Puede usarla para hacer las compras. “Pero no sé usarla. Nunca quise usar” podrá responder la persona mayor reticente al aprendizaje. Y no tendrá otra opción más que aprender. Y como por aprender no se muere mientras que por el corona virus sí, deberán aprender. Y alguien deberá enseñarle. Y en el futuro usará la tarjeta y habrá menos colas en los bancos y los negocios blanquearán más sus ingresos y…

Pero para eso faltan unas 300 horas, nada más.

Esperemos con calma.

Quedate en casa.